Stephanie Manriquez
Drawing on anger: Entrevista a Eric J. García
17 February, 2019
Para Eric J. García la caricatura política es la manera perfecta de difundir información en masa; una ilustración concisa, que se pueda visualizar y leer fácilmente para que produzca un impacto, reacción en el espectador – enseñanza, enfado, conciencia – y por última instancia la practicidad en su distribución por medio de los nuevos medios y redes sociales.
Por 14 años, este caricaturista ha cumplido semana a semana juntado más de 700 ilustraciones, digiriendo problemáticas actuales y de interés global, político, religioso, financiero, sociológico, ambiental, y aligerándolas con un poco de crudeza y humorismo. Recientemente, ha publicado un libro mostrándonos un guiño histórico en la vida de Estados Unidos del 2004 al 2017.
Contratiempo se dió a la tarea de platicar con él vía electrónica, ya que nuestro ilustre colaborador está partiendo en estos momentos hacia una nueva etapa de su carrera en aires de las ciudades gemelas. ¡Suerte!
Me gustaría abrir con la pregunta basada en la entrevista a Diego Rivera realizada por su propia hija en 1958. En tu opinión, ¿cuál es el papel de las artes en nuestra sociedad? ¿Y dónde colocas la obra de Eric García?
Siento que hay dos tipos de arte, cada uno con una función distinta: Una, reflejar la sociedad y reaccionar ante ella, y la otra, alejarnos del mundo, servir de alivio. Cada cual tiene su propósito, y a veces se traslapan. El primer tipo de arte puede educar, colocar un espejo ante la sociedad, o destruir ese espejo. Este espejo hace visible lo hasta entonces invisible y nos transporta a lugares hasta entonces desconocidos. La mayoría de mi trabajo pertenece a esa primera categoría: el mundo que nos rodea le sirve de influencia y motivo de reflexión. La función de mi arte es influir; tiene como misión provocar cuestionamientos y pensamiento crítico sobre nuestra sociedad, nuestro gobierno y nuestra historia.
Tu obra a veces evoca formas anteriores de distribuir información en masa al estilo de los grabados de José Guadalupe Posada o del Taller de Gráfica Popular, ya que critica fuertemente el estatus quo y es accesible a todos (por Twitter, Instagram y más recientemente a través de contratiempo). ¿Por qué te importan estas cosas?
Llevar historias y mensajes al mundo ha sido mi objetivo desde el principio; que más ojos vean mi arte y se conozcan más historias es el desafío. Empecé pintando, pero me di cuenta de que tenía un impacto limitado. Pasé entonces al grabado, y de ahí inevitablemente a los cartones políticos. El grabado y el múltiple tienen una larga tradición como herramienta o arma en la comunidad revolucionaria y activista. Es una de las formas artísticas más democráticas, que rompe con la idea del objeto de arte único y valioso, y en su lugar crea más objetos para que lleguen a manos de más gente.
Los artistas activistas como Posada y el TGP entendieron que la imprenta podría difundir más imágenes, mensajes e ideas revolucionarias que una pintura estática o una escultura, a un público más amplio. El grabado se convirtió en el mejor medio de comunicación para los movimientos políticos, puesto que es más barato de crear y comprar, y más fácil de transportar. Cuando estudié grabado en mi licenciatura llegué a esta conclusión y de ahí se dio la evolución natural a la producción masiva.
Cuando conseguí empleo en el periódico estudiantil Daily Lobo, supe que era el próximo nivel: en lugar de hacer veinte impresiones a mano, la imprenta moderna reproducía miles de mis imágenes y las ponía en un periódico que los distribuía a un público aún mayor. Al mismo tiempo, el Internet hizo posible subir imágenes y enviarlas al instante a todo el mundo. No importa que se de en forma de póster, periódico o publicaciones en redes sociales, lo importante es que salga al público e influya en algo: Mis caricaturas no funcionan a menos que alguien las vea, y cuantas más personas, mejor.
El Machete fue una famosa publicación política y cultural radical de la década del 1920. La recreaste pero en versión ilustrada en 2004, ¿Con qué tipo de bullsh* * intentabas acabar en ese entonces? ¿Y ahora?
Me robé el nombre El Machete de un periódico político de autoría anónima que se distribuía en New Mexico Highlands University en Las Vegas, Nuevo México. Mi hermano que fue quien me habló de este periódico y quise hacer la versión ilustrada. Más tarde vine a descubrir que El Machete de Highland había tomado su nombre de un periódico comunista creado por los famosos muralistas Diego Rivera y David Alfaro Siquieiros en la Ciudad de México.
Desafortunadamente, la mierda con la que estaba tratando de acabar en 2004 es la misma mierda con la que estoy lidiando en el 2019. Las cosas no han cambiado mucho. Una guerra tras otra, sistemas educativos deficientes, hacinamiento en las prisiones, terribles condiciones de atención a la salud, políticos estúpidos… podría seguir. Lo que dibujaba hace una década sigue teniendo sentido hoy.
Eric J. Garcia vive como caricaturista político en el universo de El Machete Ilustrado. ¿Quiénes son los personajes principales y/o villanos en ese universo?
He desarrollado un elenco recurrente en la serie de Machete. Fatcat, el personaje vestido de esmoquin y sombrero de copa, representa a los oligarcas que poseen todo el dinero y el poder. La personificación del antiguo símbolo griego de justicia como mujer ciega lleva las escalas de la justicia y la espada del castigo. Esos dos personajes principales los utilizo como símbolos de las polaridades de la conciencia de los Estados Unidos: El Tío Sam y la Estatua de la Libertad. La Estatua es un personaje cuya liberalidad se ve amenazada con frecuencia por su compañero de Derecha, el Tío Sam. Los veo como una pareja doméstica que siempre están reñidos. Pero en los últimos años Lady Liberty ha cambiado a la par de las políticas y creencias estadounidenses sobre la inmigración. Lo que una vez fue un símbolo de bienvenida a los inmigrantes, es ahora una figura al estilo de La Llorona, un espectro que ronda el Río Bravo cazando niños inmigrantes.
Cuentas con un amplio abanico de temas sociales, políticos y culturales locales, nacionales y a veces internacionales de dónde escoger para la caricatura semanal. ¿Cómo decides qué o a quién dibujar?
Desafortunadamente lo que más sobra es hipocresía e injusticia en el mundo y sólo creo una caricatura a la semana, así que nunca doy abasto; siempre quedan ideas pendientes. La inspiración me llega escuchando constantemente las noticias en la radio; siempre tengo sintonizado NPR o Democracy Now, y tomo notas o hago bocetos en miniatura mientras escucho hablar de los distintos problemas.
Al final de la semana escojo un tema que no hayan cubiertos los medios de comunicación, o tomo algún titular y le doy un giro distinto. Me gusta observar un tema y crear caricaturas desde un ángulo único que no se esté escuchando. Creo que esto es lo que me distingue de otros caricaturistas políticos: mi obsesión por hablar de temas antiguos o impopulares que creo que son relevantes, y mi singular perspectiva chicana en las caricaturas políticas.
¿Alguna vez sientes alivio después de terminar un dibujo?
Siento una sensación de alivio al completar la caricatura, pero es sólo momentáneo. El ligero alivio al terminar un trabajo termina pronto porque paso de inmediato a pensar ¿cuál será el próximo tema que debo abordar?
¿En qué consiste Drawing on Anger?
Drawing on Anger: U.S. Portraits of Hypocrisy (La expresión en inglés tiene doble significado: Dibujos en Ira y A partir de la Ira) es una colección de algunos de mis mejores dibujos del 2004 a 2017, publicado por la Ohio State Press.
Tu libro recoge doce años (2004-2017) de tragedias vívidas, conspiraciones políticas contra nuestra sociedad y muestra situaciones oscuras en Estados Unidos o que ha causado el país, y que pasamos por alto en la cotidianidad. Parecería que nuestras situaciones sociopolíticas y culturales no están mejorando, y por tanto seguirás dibujando. ¿Te motiva el sentido de justicia?
Me motiva la injusticia y la hipocresía. Estos son los dos grandes provocadores que me enojan lo suficiente como para crear. Mientras haya injusticia e hipocresía El Machete seguirá cortando para hacer camino. Estoy consciente de que es una tarea interminable, pero siento un deber u obligación de usar mi talento para tratar de crear una diferencia.
Durante este lapso de tiempo, han estado al mando de los Estados Unidos tres presidentes. ¿Cuál de ellos ha causado los dibujos más dolorosos?
El Machete los corta a todos por igual. No importa que se trate de un republicano o un demócrata, si dicen una cosa pero hacen otra, les cae El Machete. Desafortunadamente para nosotros, ningún presidente estadounidense está salvo de hipocresía. Y eso va para la mayoría de los políticos.
¿Alguna vez has imaginado un final feliz?
Ahora que lo pienso, tengo un dibujo con un final feliz. Uno de mis más recientes fue la estatua de la Dama de la Justicia que soplaba el peluquín de Trump para revelar la verdad. Considero que es una caricatura esperanzadora, que muestra a la Justicia eventualmente revelando la verdad sobre las fechorías y las mentiras.
Eres de Albuquerque, te mudaste a Chicago en 2007, y estás a punto de mudarte a Minneapolis-Saint Paul. ¿Qué vamos a ver de Eric J. García en el próximo año? ¿Harías un libro sobre la política local de estos tres lugares?
Se estaba flotando la idea de hacer un libro con las caricaturas de la política local, pero ya que Drawing on Anger fue diseñado para un público amplio, dejé fuera todos los dibujos hiperlocales. Tal vez si tengo tiempo, podría hacer un pequeño zine con las caricaturas de Chicago o las de Burque, for example.
Algo más que quieras añadir.
¡Gracias por la entrevista!
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Stephanie Manríquez es escritora mexicana, periodista y productora de medios auditivos, reside en el área de Chicago. Dirige y coordina el programa de audio-radio y periodismo dirigido a jóvenes en Yollocalli Arts Reach. Recientemente, es becaria de Nor-thwestern University, Medill School of Journalism, dentro de su programa Social Justice News Nexus. Es parte del consejo editorial de contratiempo.