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Justicia, ¿para todos?
8 August, 2018
Ilustración: CHema Skandal!
Por años el mundo estuvo dividido entre primeras potencias y el tercer mundo. América Latina vivió siempre clasificada bajo esta macabra metáfora que privilegió a ciertas economías que dictaron las leyes del sistema financiero y por ende, las políticas de mercado. Es obvio que el mercado como tal ha sufrido cambios dramáticos de forma, fondo y estructura. La promesa de la globalización en teoría, se centraba en la posibilidad de compartir y competir de tú a tú en un mercado mundial interconectado y lleno de oportunidades.
Para motivar a los países más desprestigiados en la balanza, era más que necesario abolir del imaginario el concepto de lo tercermundista y proponer el sueño de las “Economías en desarrollo” o “Países emergentes” que implica o sugiere un falso estímulo de igualdad en un futuro fértil y repleto de bondades. De manera que, lo que realmente ha cambiado es la nomenclatura ya que la intención de las grandes economías hacía países menos beneficiados no ha cambiado. Puede decirse sin lugar a dudas que el acoso y el asedio financiero y político se ha intensificado. Un ejemplo de estos niveles de influencia puede bien encontrarse en el aumento de la corrupción en los gobiernos latinoamericanos.
El reciente caso de la injerencia de la firma Odebrecht en varios países del continente valida esta teoría. María Ximena Pineda, quien ha escrito a fondo sobre esta cuestión, presenta un caso de estudio en donde el resultado de estas gestiones es el estancamiento, el colapso de la región, o la toma total del poder por las oligarquías, echando de paso por el suelo la voluntad popular. Uno de los casos más recientes puede encontrarse fácilmente en el hermano país de Honduras, desde donde nos escribe León Leiva Gallardo quien analiza los patéticos resultados de la contienda electoral y la subsecuente violencia que arropó las calles y amenazó con una guerra civil.
Algo que debemos resaltar es que la debacle de estas economías, vale decirlo, subdesarrolladas, arrastra muchas cosas consigo, entre ellas, las movilizaciones masivas del material humano. El sufrimiento y las vicisitudes del inmigrante son interminables. En este dossier, Laura J. Ramírez explica cómo estos traslados afectan de manera psicológica a la mujer inmigrante, y cómo su pesar e incomodidad es distinta a la del hombre que viaja. Por su parte, Rocío Melonaro ofrece una visión sobre el privilegio de la raza en los Estados Unidos y las desventajas de ser una minoría hoy día en este país, que en algún momento se destacó como una sociedad que pudo superar la segregación racial y la esclavitud.
Pero como demuestra Andrea Ojeda en su texto dedicado al movimiento #MeToo o #YoTambién, todavía hay oportunidades para despertar conciencia social. Es cierto que los sistemas económicos son despiadados, pero el ser humano ha demostrado ser capaz de establecer contratos sociales que nos permiten respirar un ambiente más justo. Este dossier presenta una breve cartografía de la esperanza y un fuerte llamado a la conciencia, a la lucha, al desafío de ser justos y exigir, justicia.