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Latino o Latino

8 August, 2018

Llegué a Chicago hace 30 años, y a las pocas semanas conocí a todos los funcionarios electos latinos del estado de Illinois. No fue ninguna hazaña, eran solamente cuatro, todos de Chicago; dos puertorriqueños y dos mexicanos. Chuy García, Luis Gutiérrez, Miguel del Valle, y Juan Soliz. Hoy, conocerlos a todos, es imposible. Y aún más difícil saber de qué lado en la geometría política está cada quien.

Eran tiempos en que bastaba pensar que la política latina podía consistir en “elegir más latinos” a los puestos de elección. La comunidad, supuestamente, avanzaría por el simple hecho de tener más latinos en los puestos de poder. Hoy, eso es ridículo.

La explosión poblacional de los latinos entre 1990 y 2000 (de 800 mil a más de millón y medio), llevó a la inevitable elección de políticos latinos, y a la claridad de que compartir nacionalidad no es garantía de compromiso con la comunidad. Las posiciones de izquierda, derecha, centro, media izquierda, medio centro y demás, se hizo obvia, y se llegó a lo que llega toda la política: a las alianzas, las puñaladas traperas, las traiciones, la corrupción (institucional o personal), y en contados casos, a la perseverancia y la honestidad.

Miguel del Valle llegó a ser Senador Estatal; Juan Soliz a la cárcel, Chuy García a ser marcado como la oveja roja y Luis Gutiérrez al Congreso Federal. Tres de ellos han contendido por la Alcaldía de Chicago.

 

Puertorriqueño o Mexicano

 

Luis llegó al Congreso Federal gracias a una de esas puñaladas traperas. En conferencia de prensa anunció su apoyo a Daley, días antes de que la “Agenda Latina”, coalición pro negro-latina anunciara su endorso por Tim Evans. Cuenta la leyenda que el endorso se acordó a cambio de una clínica para pacientes del HIV/SIDA en su barrio, Humboldt Park. Un año después, al hacer el nuevo mapa de los Distritos Electorales con base en el Censo de 1990, Daley apoyó a Gutiérrez para que se fuera a Washington a representar a todos los latinos del medio oeste. Cabe resaltar que la población mexicana en aquellos tiempos superaba tres por uno a la puertorriqueña, pero los otros tres políticos latinos eran opositores de Daley.

Gutiérrez lleva 26 años en el Congreso Federal, siempre reelecto con la menor participación electoral de todos los distritos del estado. Se han aprobado dos propuestas suyas. Una para reconocer al actor Raúl Juliá después de su fallecimiento, y otra para reconocer a Sammy Sosa como buen beisbolista. Ha presentado docenas de propuestas sin éxito alguno. Fue miembro del Comité Bancario durante dos décadas, y su propuesta más interesante fue limitar a 780% el porcentaje de intereses que los negocios de préstamos a corto plazo pueden cobrar a sus clientes. Dicen que fue en revancha porque le quitaron su apoyo en alguna elección.

 

Foto: Carolina Sánchez

 

En 2005, descorazonado por la derrota de los Demócratas, quienes perdieron la mayoría en la Casa de Representantes, anunció su retiro. Empero, las marchas inmigrantes del 2006 le reanimaron y trató de montarse, en el movimiento inmigrante de 2006, de ser su líder, su representante, su ídolo, y terminó traicionándolo en 2007. La victoria Demócrata de 2006 le hizo creer, que sería el jefe del Comité de Gobierno, y finalmente poder impulsar la reforma migratoria que todo el mundo demandaba.

Pero sus años en el congreso no le han ganado amigos ni admiradores entre los congresistas. Lo hicieron a un lado, y en una gran rabieta pactó con Dennis Hastert, líder Republicano. Cuando a finales de 2007 George Bush, McCain y Kennedy llegaron a un acuerdo sobre la reforma en el Senado, Hastert les dijo que nunca iba a ser aprobado en la cámara baja, porque ellos se iban con la propuesta “bi-partidista” de Luis Gutiérrez, la STRIVE Act, una mezcla de la odiada de Sensenbrenner con algo de legalización.

Buscó aliarse con el Tea Party para presentar una propuesta de reforma migratoria lográndolo en lo oscurito, pero la propuesta fracasó por sabotaje, cuando los medios de comunicación “descubrieron”, de pronto, en el verano de 2014 que miles de niños centroamericanos estaban “invadiendo” Estados Unidos por la frontera sur. La propuesta jamás se discutió.

 

Apoyo o Arreglo

 

En resumen, Gutiérrez tenía razón en 2005: no tenía nada que hacer en Washington. Bien podía no haberse reelegido.

La política local de Chicago lo llamó de vuelta a la escena. La obligada renuncia por corrupción de Juan Rangel, Director Ejecutivo de las escuelas charter UNO, y el encarcelamiento de varios líderes de la Hispanic Democratic Organization, HDO, dejaron al alcalde Rahm Emanuel al desnudo en la comunidad latina. Necesitaba un latino reconocido que lo apoyara. Y Luis volvió, para apoyarlo en contra de su antiguo amigo-rival Chuy García. Y también apoyó a Hillary Clinton contra Bernie Sanders, a pesar de lo cual el socialista democrático ganó por altísimos porcentajes en la mayoría del Distrito 3 de Illinois. Sanders, aún “desconocido” en 2015, apoyó a varios candidatos locales en la contienda por Chicago entre ellos a Carlos Rosa, y por supuesto a Chuy García.

Gutiérrez anunció en noviembre que se retira, y que apoya a Chuy García para sustituirlo. Ahí es donde conceptos como centro, derecha, izquierda, progresista, liberal e independiente no tienen ningún significado en la “política-a-la latina” en Chicago.

Es claro que con Chuy en el congreso federal, Rahm puede respirar más tranquilo. Fuera de ahí, todo es medio borroso. En la carrera por la silla están: Carlos Ramírez Rosa, regidor socialista del Distrito 35 de Chicago; Joe Proco Moreno, regidor del Distrito 1; Raymund López, del 15; Richard González, un policía, relativamente desconocido; y Sol Flores, Directora Ejecutiva de La Casa Norte. Todos, evidentemente, son latinos, aunque Ray López casi no habla español. Carlos Ramirez Rosa es abiertamente socialista, miembro del partido Democratic Socialists of America. Es el único regidor que votó contra una nueva academia de policía de 95 millones de dólares que quiere Rahm Emanuel. Proco y López lo apoyaron. Todos, por supuesto, representan distintas facciones y fracciones políticas.

 

La cascada

 

¿Y quién reemplaza a Chuy García en el Condado? Su favorita es Alma Anaya, directora de su oficina del distrito, pero tiene una opositora: Angeles Sandoval, hija del senador estatal Martín Sandoval, uno de los pocos sobrevivientes del HDO. Su amigo, el también senador estatal Tony Muñoz, ya le donó $55,000 para derrotar a Anaya, lo cual sería derrotar la corriente de Chuy. Muñoz, por cierto, es quien derrotó a Chuy García en el senado de Illinois, y hoy es, posible candidato a presidente de la cámara alta cuando se retire John Cullerton.

Otro aliado de Chuy es Aarón Ortíz, quien con posibilidades de ganar, en el Distrito 1 de la legislatura de Illinois, de abrumadora mayoría latina pero nunca representado por un latino. El representante es Dan Burke, hermano de Ed Burke, el segundo regidor más poderoso en Chicago. Dice la radio política clandestina que quieren que Chuy deje de apoyar a Ortiz a cambio de dejar de apoyar a Sandoval. Como quien dice, uno y uno: Chuy puede quedarse en el Condado si deja en paz a la legislatura. En la mezcolanza está también Alex Acevedo, el rencoroso perdedor del asiento de su papá, Eddie Acevedo, ante una representante no latina, Theresa Mah, de ascendencia china. Acevedo retiró su propia candidatura por el asiento del Condado de Chuy García, y declaró su apoyo a Sandoval.

Ese tipo de acuerdos no es raro. Lourdez Laura Ramos, candidata para el tercer distrito legislativo de Illinois, se retiró de la contienda aparentemente a petición de Luis Gutiérrez, para dejarle el camino abierto a la reelección a Luis Arroyo, quien estaba apoyando al desconocido Richard González contra Chuy en la elección al congreso federal.

Para terminar la telaraña, el ex-representante Eddie
está compitiendo para Alguacil del Condado de Cook, y apoyando a un tal Francisco Rodríguez contra Theresa Mah, quien tuvo el desatino de no dejarlo heredar su silla a su hijo. Mah está aliada con Chuy para apoyar a Anaya para su asiento en el Condado.

 

CC BY 2.0

 

El Futuro

 

De todo el complicado panorama electoral latino hay, por lo menos, una cosa clara: Chuy se va al congreso federal. Una encuesta de finales de diciembre, le da a Chuy García una ventaja del 53% del voto. Un 27% no sabe todavía por quién votaría. El 20 por ciento que queda se divide entre todos los demás candidatos, con un 7% para Carlos, 4% para González, 4% para Proco, 3% para López y un mísero 2% para Flores.

Con esos resultados: ¿Para qué participar en una elección como seguro perdedor?

A menos que Proco o González piensen que pueden sorprender y ganar, no se me ocurre ninguna respuesta coherente. Lo mismo para Flores y López.

 

 

Carlos Ramírez Rosa merece consideración aparte. Aunque no se atrevió a declarar su afiliación socialista durante su campaña como regidor, ahora lo hace abiertamente. En otras palabras, es el primer candidato abiertamente socialista en una elección primaria del Partido Demócrata. Me encanta la posibilidad de que un socialista llegue al congreso federal, pero no creo que vaya a suceder ahora. La campaña vale la pena si se concentra en avanzar las ideas del socialismo, que en su medida ya hicieron las campañas de Sanders por la presidencia y, modestamente, la mía en el distrito 25 de la ciudad de Chicago un año antes de Bernie. Si Carlos Ramírez Rosa hace una campaña “para ganar”, se va a enfrentar con el problema de haber perdido miserablemente ante un Demócrata, independiente y todo, pero Demócrata, y eso no será lo más productivo ni para sus ambiciones personales ni para su partido, los Socialistas Democráticos de América, DSA.

Por cierto, esa es una complicación más que agregar a la mezcolanza. El partido DSA endorsó a Carlos prácticamente por default, sin tener en cuenta, todas las características de la comunidad latina. Basta decir que no hay mucho conocimiento de qué pasa en nuestra comunidad.

De colofón, también hay cuatro candidatos Republicanos para sus propias elecciones primarias. Dos blancos, Mark Wayne Lorch y Ann Melicher, y dos latinos, Jay Reyes y Ruben Sanchez, Jr.

Elegir “más latinos” no tiene ya ningún sentido como lema ni como estrategia política. Depende de qué latino.

 

Ilustración: Eric J. García