Rey Andujar

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Mudanza lúcida: los certeros atrevimientos de Ángela Hernández

5 June, 2020

¿Quién es Ángela? Desde que empecé a inmiscuirme en los asuntos escriturales de mi propio país, escuché su nombre retumbar por la callejuela de la palabra. Sí, callejuela por no decir callejón. El oscuro, caliente y sugerente medio en el que nos toca trabajar y que muchas veces terminamos replicando en nuestros textos. A esta novelista la conocí primero como poeta y escuchar su nombre la asociaba a escritores como José Mármol o Soledad Álvarez. Cuando se haga un estudio de ese momento en nuestra literatura descubriremos coincidencias felices en las maneras en que estos escritores se definen, como construyen la ciudad y valoran sus alrededores.

Como la conocí primero como poeta voy a compartir con ustedes mis pensamientos alrededor de algunos versos de la autora. Mírense qué tamaño título tiene este poema, Lo que tengo es un pulmón cerrado como piedra. Este es un buen poema para leer en estos tiempos en que la violencia, un cáncer lento que hemos ido trabajando como sociedad, se confunde con la pandemia del Coronavirus. Estás en casa, o encerrado en la calle, oprimida por el dolor o el odio.

Dice Hernández, la poeta, Ojo móvil. Terco sobre el día vulnerable. Ventolera. Festín de insinuaciones. Cosas de acá y de allá. De acá y de allá claro porque estamos sufriendo en Santo Domingo tanto o más como se sufre en el Bronx. Creo que no es nada más Estados Unidos, sino el mundo, que se ha tomado muy a pecho el linchamiento de George Floyd en las calles de Minneapolis. La desigualdad social se traduce en la vulnerabilidad, la fragilidad del día, como dice la poeta. Es por esto que creo que este es un buen poema para leer en este momento. Para leer este momento. Viene verso: Lo que tengo es un dedo de Dios (…) Lo que tengo es el punzón de siempre (…) Un vestigio en forma de serpiente. Necedad de furia. Bailoteo. Frío de ser. Los poetas que se preocupan por el ser siempre me han parecido interesantes. Lo hizo en su momento Pedro Mir cuando escribía sobre el amor, que es también el político, digo, pregunto, ¿cabe la política en el amor? Doña Aída, Aurora Arias, ambas también han trabajado el ser. Aunque fue el profesor Miguel Ángel Fornerín en Puerto Rico, que un día en clases propuso la lectura del ser en cuanto a la traducción de verbo To Be. Hicimos bastantes ejercicios cambiando la fórmula del ser por el estar en mucha poesía. Arrebatado ser. Estar arrebatado. Ser del arrebato. Estar arrebatado. Ahora que estoy en Chicago y leo este poema de Ángela Hernández y releo y acaricio mi copia de Mudanza de los sentidos, pienso en lo interesante que puede ser estar enamorado de la obra de una autora sin saberlo, por tanto tiempo.

 

LO QUE TENGO ES UN PULMÓN CERRADO COMO PIEDRA

 

 

 

Ojo móvil. Terco sobre el día vulnerable
Ventolera. Festín de insinuaciones. Cosas de acá, de allá

Lo que tengo es un dedo de Dios. Empuja sobre un
mismo punto de mi carne. Exige la respuesta para la
cual no hizo mis sentidos

Lo que tengo es el punzón de siempre, de antes
tajando la neblina en mis cavilaciones
Un vestigio con forma de serpiente. Necedad de furia
Bailoteo. Frío de ser

Lo que tengo es la consciente impotencia felina

Oscuridad de las sacerdotisas. Un inútil pedestal por hombros

Navegando entre cálices, espadas

Lo que tengo es el vivo de los barrios
La culebrilla feliz de los mercados
míseros. Boca del alma rota por el vino

El tempranero empeño de quien trueca la eternidad por alimentos

Lo que tengo es el extremo de los centros
El comienzo. El paso y lo que pasa luego.

 

 

 

REUNIÓN CONMIGO

Ha florecido el patio

corte en la zona de mis debilidades

Duermo con el dolor. Le soy extraña

 

Es largo y desconocido el camino

de volver hacia mí

 

El fuego que vio mis ojos ardiendo

El agua sobre el cuerpo

El aire que no tiene nombre ni dirección

La arena llena de cosas milenarias

 

Mis pies han olvidado

y mi corazón danza bajo el látigo del amor

 

Los poetas enferman como las manzanas

Se ha borrado el lenguaje de lo eterno

La verde primavera ríe oscura

 

Qué el silencio me purifique

Qué la soledad me alumbre

 

Ahora soy Galatea. Anónima espora

Tengo que morir a la servidumbre

Olvido ser mujer.  Olvido ser alguien

Olvido la juventud y la vejez

 

El mundo está espléndido

 

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Ángela Hernández Núñez Premio Nacional de Literatura. Narradora, poeta, apasionada de la fotografía. Textos de su autoría figuran en más de un centenar de antologías. Cuentos y poemas suyos se han traducido a siete lenguas. Dirigió la revista Xinesquema y fue editora de País Cultural (2017). Cofundandora del Centro de Solidaridad para el Desarrollo de la Mujer. Consultora para la cooperación internacional. Fue corresponsal de Fempress (cubrió la Cumbre Mundial de los Derechos Humanos —Viena, 1993) y la Conferencia Mundial de la Mujer (—Beijing, 1995). Enseñó en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. angelahernandeznuñez.com

 

Rey Andújar es autor de varias novelas y cuentos. Su novela Candela ha sido adaptada en un film de Andrés Farías Cintrón. Vive en Chicago en donde es profesor universitario, artista asociado del Teatro Aguijón y colaborador de contratiempo.