Silvia Goldman
Una voz bruja se va, pero nos deja su escoba: gracias por tu gracia, Juanita
5 July, 2019
¿Qué es una voz bruja? nos preguntamos luego de leer “Escoba de vuelo”, ese poema perteneciente al libro La sal de las brujas de Juana Iris Goergen. Tal vez una voz perseguida, una voz de mujer que se niega a acatar los mandatos de la cultura patriarcal y es marcada y estigmatizada por eso, una voz que con su indiscreción interroga las convenciones aceptadas. ¿Habla de su edad esta voz?, ¿habla del sexo?, ¿reivindica su belleza para mostrarnos que la fealdad no es sino una forma de opresión y la historia de una relación entre opre sores y oprimidos?, ¿habla de la mujer y dice “la mala”, “mujerzota”, sólo para mostrarnos que estética y ética son expresiones de domi nación también?
Es una voz que hace todo esto, sí, pero sobre todo, una voz que humaniza, en el sentido de “humus” (del latín, tierra); es decir, que sacude la tierra, los cimientos, barre, incomoda, para empujar, zanjar grietas, romper agujeros. Una voz bruja es esta voz de Juana Goergen, y hemos tenido el privilegio de tenerla acá, de ser sacudidos por ella, de volar con ella. Ahora toma su escoba o tal vez nos la deja.
Nos deja esa sinécdoque de lo doméstico asignado a la mujer, esa extensión de su cuerpo –tercera pierna para volverla “proyectil único”, como dice el epígrafe a ese poema, cuya potencia horizontal convierte esa pierna en un arma capaz de forjar nuevos usos, rituales alternativos que nos ponen a la a la altura del cielo, a la altura de nuestra libertad y de nuestro deseo. Una sucesión de voces nos acompañan: Iris, Ochún, Lilith, Alicia, La Lupe, la madre, la amante, “la mala”, “la mujerzota”, la “voladora” y, por supuesto, la bruja.
Desde sus primeros poemarios (La sal de las brujas, La piel a medias, Las Ilusas), hasta los más recientes, como Mar en los huesos o el inédito La celda de Iris, se trata de una voz que se hace audible para hacerle la guerra a los estereotipos, voz que barre, que pasa su escoba y la vuelve baluarte de nuevas posibilidades del decir, voz que da voz a los oprimidos y forja coros, bailes, vuelos, estelas de ese mar Caribe que se desborda en sus huesos. Se trata, por ello, de una voz que nos interviene, nos hechiza, esparciendo su polvo de estrellas.
Así, estos poemas, como ritos de iniciación, son puente entre lo que somos y lo que podemos ser, nos construyen desde los columpios de sus versos, nos impulsan hasta la memoria y hasta el porvenir. Habrá que llenar ese “ruido de agujeros” que deja su partida. Lo llenaremos con el legado que ella nos deja, haremos sinestesias que llenen de ruidos otros agujeros, de luz otros cantos. Le diremos que nos queda su voz, su música, su mística, su luz, su transparencia; le diremos gracias y desearemos quedarnos con algo de su gracia.
Escoba de vuelo
“…arrojó sobre la triple ciudad un proyectil
único
cargado con la potencia del universo.”
Mamsala Purva (Texto sánscrito milenario)
Todo murió en un gran suspiro
los acaboses
los misterios
los engaños.
Enrevesado el dolor,
empujando al silencio por las grietas
salimos aullando.
Arriba mueres,
abajo te despiertas
y bajo un sol que disuelve aires huecos
me inicié bruja
de cardo y de azucenas
de La sal de las brujas
La celda del iris
Llenando un ruido de agujeros
hasta salir como un estruendo mudo,
de azul fosforescente a voz de rayo
se inventa a la mujer, la fluidora de sueños transparentes,
artífice de líneas y de mundos.
Ebrio de soledad, desafiando molinos hasta encontrar
algún sueño que le sueñe,
desgarrando tristezas con los dientes,
se dispara el hombre,
recogedor de huellas en las sombras,
y hacedor de los bordes azulosos del tiempo.
El rito ha comenzado en este instante.
No hay límites aquí. No hay trampas. No hay resistencia.
Se comienza a morir en la vida de tardes como ésta, o se
apresan luceros.
Es mirarse a los ojos. Es caer desde adentro hasta el fondo
de otro mismo.
La salvación fugaz, la entrada al reino ajeno donde la densi
dad del mundo
adquiere forma, ritmo del giro, regiones hondas, palpitar de
manos.
Ambos observan en el rito su cerrado misterio.
Él ve a una mujer que nació desnuda,
en su baile de llamas
en su signo perfecto.
Ella abriendo todas sus esquinas y horizontes bajo la fibra
cóncava de un beso
quisiera saber, ¿qué nace cuando acaba el rito? ¿qué dicen las
palabras?
o más bien, ¿qué nombran? acaso ¿un sólo amor? o ¿un
rostro en cada cáliz?
Él no ve nada más.
Ella en interrogantes ve al hombre erguirse como un dulce
puñal ante sus ojos
y quisiera quedarse en la matriz del gozo postergado que será suyo, como toda respuesta, sólo si permanece fuera de
su alcance.
de La celda del iris
Lobo estepario
Aquí la cicatriz de la panza rasgada.
Allá la tentación y el bosque.
Caperuza vestida en putirojo y abuelita tragada sin pensar,
y joven cazador y viejo lobo feroz que es miedo sempiterno
de las niñas.
Allá la panza abierta.
A él pobre hombre lobo enamorado, que sólo quería olerla,
verla mejor, contemplarla de cerca y a pequeña mordida en
la entrepierna, comerla despacito, sintiéndola temblar bajo
su fuerza.
Aquí de vuelta a las estepas, no aúlla.
Menos lobo y astuto cada noche,
lame su cicatriz y se lamenta.
de La celda
del iris
Exilio II
“Se fuga la isla…” Alejandra Pizarnik
Se fuga la isla entre tus dedos
se escurre el mar
se pierde la memoria
y el verde es gris
y el azul es gris
y el amarillo es gris
y el rojo es gris
y el naranja es gris
y tú eres gris
y yo soy isla
que se escapa entre tus dedos.
de La celda del iris
Alicia en el país de las maravillas
Yo
tan espiralmente ordenada
idéntica a todo animal
buscando mi lugar entre las formas
tomo mi número
que nunca viene de otra mano
como mi propia mano, fuerte
“no pareces”
“no suenas”
y desnudan mis ancestros
hasta llegar a Galicia o Cataluña
en el espacio casual de mi abolengo.
Y yo,
que en una esquina de mí
llevo guardado a un rey moro
que llora acorralado la pérdida de un reino
y en la piedra interior de mi sonrisa
tengo grabados los signos de un maizal,
mi antepasado.
Yo,
que tengo labios y cabellos
de Ochún, la bailadora
me niego a reconocer los hechos
y a no encontrar mi cuerpo
con catástrofes y zonas de equilibrio
a leguas de estos mundos.
Yo,
Penélope tejiendo madejas de escritura
soy mujer enlunada
mujer colonizada
que se curva hacia el sur
y no se alcanza.
Yo,
mujer partida en dos
entre este enredo de gentes
empeñados en llamarse distintas cosas.
En la ciudad sin espejos hoy me descubro
y me desnudo, porque él
me ha comprado un espejo de atrapar primaveras
a cuerpo entero
para él verme
y para verme yo
y para vernos ambos
en este espejo
hecho a manos de platero mexicano sin prejuicios
que nos descubre raíces de inmenso flamboyán
de ceiba en germen
de selva negra que irrumpe
desplegándonos
frondosamente claros
nobles y transparentes
medularmente nuestros
para irnos descubriendo
sin estereotipos.
Firmando la muerte con nombre propio
la cama como las manos
el amor infinito como los párpados cerrados
del estereotipo asesinado
a manos sin prejuicios de platero mexicano
y a golpes de palabras de mujer
estereotipada hasta el cansancio
cargando su ataúd como una espada
para que sus hijos
puedan crecer en un país lleno de espejos
viéndose reflejados con egos y alter egos
dentro de un triángulo de contradicciones
sin puentes sólidos que los definan.
Hablando de sí mismos a cuerpo entero
besando el beso eterno de su sangre
cubiertos de polvo, luminosos
frente a este espejo
donde un día tal vez recordarán
las promesas de un viaje a Timbuctú
que les hice cuando eran niños
y donde un día, desempolvarán la magia de los Babilongos
frente a este espejo
hecho a manos de platero mexicano sin prejuicios.
Entonces, sólo entonces
podrán derramar mis cenizas
desde un cielo de techos
donde mis hijos, en la tentacular raíz que agarra patria
van a hacerle el amor a las estrellas.
de Las ilusas
Lo ineludible
Antes de la oscuridad
estrella todavía
aún huele a niños
a mundo
a verde nido
a piel luz
de flor mojada en tus caricias.
Soy la vida que se enciende
en el impulso de escribir: cielo
o cuerpo o mar azul
y así calor y pies
pintura y rosas.
Yo
animal vivo
manos, ojos, cabeza, corazón
sangre caliente
yo
lengua y cuello y piernas
yo
mujerpájaro
madrepez
de esta gota de muerte
como un pétalo
que se desliza en mi vientre.
de Las celdas del iris
Exposición
En 1961, El barco de Henri Matisse fue expuesto en el Mu seo de Arte Moderno de Nueva York. 47 días después, cuan do ya había sido admirado por más de 116,000 visitantes, se dieron cuenta de que lo habían colocado cabeza abajo. “Da igual”, dijo uno de ellos, “falta el mar, y ese barco, de todas formas, parece pájaro.”
de Las celdas del iris
Enttäuscht
“Die Rose is ohne warum: Sie blühet weil sie
blühet”
Angelo Silesius, Siglo XVII
Mi polvo no será lo que soy.
¿Será sólo esta herida que no cierra
o será el río que inicia su andadura precoz
en cada pulso de la sangre?
¿Será sólo el recuerdo
o será este miedo de vivir con la mentira
para encontrarme un día en medio de la noche c
ompletamente sola
desnuda a la intemperie?
Voladora
Con su oricha a la espalda
la Lupe canta
un temporal de aullidos
de ángeles infiltrados
encrespándose en ansias
y allá donde se rompen
los collares de Ochún
entre miel y algas rojas
la negra se levanta
y me rompe una voz la cabellera
me mata un rayo
toda yo
como una mano abierta
como un racimo desnudo luz negra
de nuevo mujerzota
de pan recién nacido
que a la luz de su piel
sale de sus raíces
y vuelve a ser con ella
“La mala”
la del cristal oscuro
y las torres moradas
furiosamente libres
las arañas oscuras
del pubis en reposo
las rodillas
los hombros
que hacia todas las penas
se revuelven los nombres
y agujerando el giro
con magia auricular
va señalando curvas
Con mi beso a la espalda
la Lupe
baila.
de La sal de las brujas
Kairós
“La que se alza en tus versos,
no es tu voz es mi voz, porque tu
eres ropaje y la esencia soy yo”
‘Canción de la verdad sencilla,’
Julia de Burgos
Cuando pierdes asidero y la punta de los dedos dice:
“Basta”,
“Déjate ir”,
“Deja de ser lo que no eres”,
“No seas Juana, ni Juanita”
“Sé verso descarnado”
“Construye tu esqueleto con palabras”
“Huesito contra hueso, sé Poesía”
“Sé voz que se derrama en pumpumpúm de aurículas, en
flujo de ventrículas, abrazando vocales, juntando consonan
tes, decapitando verbos”
para otros, lo extraño, para ti, lo perfecto
Camelias azules en el blanco alveólo de tu pulmón izquierdo
Allí, donde ya no eres Juana ni Juanita, eres Poema,
eres camelia azul y eres blanco alveólo.
Las hijas de la tierra te llamarán “Poeta”.
de La celda del iris
Eros V: Primer equilibrista navaja en mano
“dice que tiene miedo de la muerte del amor”
Alejandra Pizarnik
¿Que si me duele? Sí, me duele un poco.
Hay días en que hasta el dolor calla antes de caer en
las negruras de la tierra.
Las horas, saltan como cuerdas.
en Rapsodia de los sentidos
VI
Somos, cielo enterrado a golpes de raíces en el ala de
arena que los engarza. Goeiz, el alma de los vivos, tiene
dueño. No escuchamos la advertencia y Makeatori
Guayaba, el dueño del Coaybay, está triste.
Hablamos la lengua de los tayras y abrazamos su falsa
Promesa. Maboya, el espíritu maligno, deshebra el
surco del tabajo con los ojos abiertos. Sus manos
dibujan ombligos a los muertos con tintas de achiote y
jikileti.
No hay equilibrio. Cualquiera de sus rostros
podría prolongarse en nuestros dedos.
(de Mar en los huesos)
XIV
“La mentira prevalece, la mentira…”
Aimé Césaire
Envueltos en humo de tabaco y agua Florida
de par en par abiertos los huesos de su cuerpo
de par en par el sueño, invicto el vientre de los peces
no hay barcos
ni sogas
ni látigo en su arcilla
no hay carimbo
ni amo
ni pájaros intranquilos en su alma
ni la furia generosa de las milicias.
No hay estereotipos.
de Mar en los huesos
V
En el tercer hemistiquio de la memoria,
donde guardo la piel de mis ternuras
hay rugidos de mar y osamentas de espumas.
Esta es la certidumbre
todo lo envuelves tú, viejo mar de las Antillas,
todo lo abarcas.
Una espada de ángel hace trizas
la frágil realidad que me rodea.
Sin luz de tus arenas,
me entrego al dolor del desarraigo
incrustado en mis costillas.
Me crecen palmeras
uvas de playa
y caracolas
en el vientre.
Esta foto, es el momento de la creación
que nos distancia y nos exhibe,
en ella,
tú eres semilla de mis huesos
yo,
soy la poeta de perfil
que te piensa.
de Mar en los huesos
Foto por: @sebastiánhidalgo