A propósito de la retrospectiva de Cézanne en el Art Institute, que ya cierra el fin de semana (Labor Day), volví a las Cartas sobre Cézanne, de Rainer Maria Rilke. Este libro breve y maravilloso compila las cartas dirigidas por el poeta a su esposa, Clara, en torno a la exposición de Cézanne en una galería de París que Rilke visitó prácticamente todos los días en el otoño de 1907. Difícilmente se encontrará en un libro de crítica de arte la respiración y la profundidad que hay en estas cartas. Su diálogo con la obra de Cézanne (y otros artistas mencionados en el libro) pareciera extenderse a un diálogo con las cosas del mundo, a las que el lenguaje confiere un sentido de presencia.

Recuerdo haber leído alguna vez una cita donde Cézanne decía que el color tiene una función biológica. En sus cuadros, se nos revela, el color no es algo en sí mismo y para sí mismo; el color crea el objeto. Rilke enfatiza la forma expansiva en que el color desborda los contornos de adentro hacia afuera, hasta el choque contrastante de otro cuerpo que desborda sus formas y (observamos) la tensión de este milagroso equilibrio. Entre las formas elongadas de los cuerpos y la disrupción del orden natural de los planos que la mirada (burguesa) espera de la tradición del arte, Cézanne trasciende la fascinación por la luz y la atmósfera del impresionismo y se inserta en la posición incómoda, inestable, de los artistas de vanguardia.

La prosa del libro está hecha también de la distancia-tiempo que media entre las cartas. Tiene el ritmo del paseante (esa larga disquisición en torno al tiempo ventoso y la disposición espacial de casas y monumentos en un trayecto matinal, o la fascinante descripción imaginaria de los interiores de una casona en un barrio burgués) pero también los trechos de la espera (son, después de todo, cartas) que le dan un tempo a la intermitencia de estas reflexiones. Rilke sabe mirar la verdad artística de las imágenes potentes, aquellas que demandan la transformación moral del espectador.

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Imágenes por cortesía del Art Institute of Chicago

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Julio Rangel es colaborador de contratiempo; además, con Marco Escalante, conduce mensualmente un segmento radial dedicado a cine y literatura para Contratiempo Radio.