
Catalina Maria Johnson
Sin corazón no hay sabor: el arte mexicano en New Orleans Jazz & Heritage Festival como antídoto al odio
22 September, 2025
Durante los dos fines de semana del 24 de abril al 4 de mayo del célebre New Orleans Jazz & Heritage Festival, México se lució como invitado de honor del sumamente prestigioso festival que lleva 55 años de existencia y congrega a más de un millón de visitantes.
El festival cuenta con 14 escenarios, y hubo presencia del arte, la música y la cultura de México en varios espacios. De éstos, el Pabellón de Intercambio Cultural fue dedicado en su totalidad a una colorida celebración de la creatividad mexicana, adornado con luminosos murales de Lapiztola Collective de Oaxaca.
*La Mixanteña de Santa Cecilia y Guillermina “Mina” Barnett, de la nación Comcáac de Sonora
Tradiciones y vanguardia
Destacaron las actuaciones Pasatono Orquesta, originaria de Oaxaca. Fundada por etnomusicólogos, Pasatono Orquesta incorpora su investigación a la expresión y difusión de la música tradicional de la región mixteca. Sin embargo, el estilo de Pasatono fusiona géneros como la chilena, el danzón y el swing, creando una sonoridad que, aunque enraizada en la tradición, se torna fresca y contemporánea con el aporte de varios miembros de una nueva generación de músicos jóvenes.
Originarias de la Costa Chica, Guerrero, las Hermanas García presentaron una serie de baladas y boleros, plenas de dulces armonías creadas por las dos jóvenes hermanas. El dúo cantó temas clásicos y boleros compuestos por el gran Alvaro Carrillo, más su repertorio incluye además algunos temas cubano, fruto de su amistad con la gran maestra y diva cubana Omara Portuondo.
Los bailarines del Ballet Folklórico de la Universidad Veracruzana interpretaron La Bamba y otros queridos y emblemáticos sones jarochos, acompañados por el cuarteto de Tlen Huicani (Los cantores, en náhuatl), fundados en 1973. Los grandes y clásicos olanes blancos de las vestimentas de las bailarinas se mecían al compás de los armoniosos acordes del arpa de Tlen Huicani, creando cuadros móviles de belleza delineados al igual que enormes nubes que flotaban lentamente sobre el brillante lienzo azul de los cielos.
*Ballet Folklórico de la Universidad Veracruzana y Tlen Huicani
La Mixanteña de Santa Cecilia, banda de viento de música tradicional que interpreta música de la costa montaña, costa chica de Guerrero y costa de Oaxaca, fue otro de los grandes éxitos en el festival. Aparte de sus propios conciertos, la banda también acompañó a los desfiles por las vías del festival de la Calenda Oaxaqueña, procesión ceremonial tradicional protagonizada por el Ballet Folklórico Nueva Antequera.
Además de disfrutar de las tradiciones musicales de antaño, disfrutamos al igual de música mexicana contemporánea y de vanguardia. Los roqueros punk de la cumbia, Son Rompe Pera, pusieron a brincar con euforia a miles de personas al son de su marimba. Camilo Lara, maestro de paisajes sonoros, con su proyecto de Mexican Institute of Sound y acompañado de un trío de músicos crack, retumbó las paredes del Pabellón de Intercambio Cultural al sonoro rugir de sus acordes electrónicos.
*Camilo Lara y Son Rompope Pera
Museo viviente de la cultura
El festival, más allá de un evento musical, se mostró como un museo viviente, brindándonos entrevistas con los músicos. Gracias a la conversación entre Betto Arcos, escritor y gestor cultural originario de Xalapa, Veracruz, con Ruben Luengas y Patricia García de Pasatono Orquesta, se reveló la historia desconocida del banjo mixteco, y los ritmos y melodías que a grandes distancias de las zonas urbanas oaxaqueñas, preservan el alegre swing de Nueva Orleans que llegó con las modas musicales de principios del siglo veinte.
En otra serie de actividades, distinguidas exponentes de la cocina mexicana presentaron su arte culinario. En representación de Veracruz, las chefs Nidia Hernández e Irma Cortés Hernández mostraron la alquimia especial que produce manjares de un centenario arte culinario. Después de una cuidadosa explicación de los ingredientes y los pasos a seguir en la preparación de varios platillos, degustamos, por ejemplo, de cocina de origen totonaca, un delicioso caldo de verduras con pipián gracias a la chef Cortés Hernández. Y además, cortesía de la chef Nidia Hernández, probamos sabrosos buñuelos de camote. Las probaditas fueron recibidas con gran entusiasmo, pues llegaban a nosotras hechas con mucho cariño, ya que como comentó la Chef Hernández, “¡Sin corazón, no hay sabor!”.
*Irma Cortés Hernández y Nidia Hernández
También se erigió una gran carpa especialmente dedicada a la artesanía mexicana.
Allí, de San Antonio, Arrazola, Zocotlán, Oaxaca, Mari Carmen Jimenez, hija de Angélico Jimenez Hernández, representó la tercera generación de creadores de los famosos alebrijes de ese pueblo en Oaxaca. Jiménez explicaba y mostraba la técnica de tallar las figuras de la madera del copal, árbol sagrado que crece cerca de Monte Albán.
En la carpa de las artesanías, al igual fue motivo de gran admiración experimentar la técnica de creación de canastas de la maestra artesana Guillermina “Mina” Barnett, de la nación Comcáac de Sonora, quien también es activista a favor del medio ambiente. Nos fue mostrando la maestra Mina las diversas figuras en sus canastas: cerros, venados, estrellas y magníficos saguaros, explicándonos todos estos elementos que pueblan el entorno del pueblo Comcáac. Nos hace énfasis que cada pieza sintetiza un profundo significado cultural y esencia espiritual, y dice, abrazando el canasto, “Aquí está todo mi universo”.
Y en ese mismo espacio, el maestro Felipe Olmos mostró la técnica escultórica utilizada en la creación de los grandes títeres con elementos creados sobre moldes de barro. Estas enormes figuras, llamadas mojigangas, desfilan en celebraciones, muestras de un arte centenario que casi se había perdido en México, pero ha revivido gracias al maestro Olmos.
Arte sin aranceles
Aparte de los más de cien conciertos que se dieron en los dos fines de semana del New Orleans Jazz & Heritage Festival, el arte mexicano estuvo expuesto en instalaciones artísticas. La instalación de arte textil y fotografías “Sur hacia la Libertad” de la tapatía Victoria Villasana rindió homenaje a los Mascogos Negros, descendientes de esclavos afroamericanos que huyeron de Estados Unidos durante el siglo XIX y quienes encontraron libertad y refugio en Coahuila, México. A través de las creaciones de Villasana, la historia de los Mascogos Negros emerge como un poderoso recordatorio del papel de México como santuario para aquellos que buscan la libertad.
*Mari Carmen Jimenez y Felipe Olmos
Otros puntos culminantes se dieron con las actuaciones de Las Guaguas de Papantla, Veracruz, custodios de las tradiciones indígenas totonacas, quienes presentaron su música y rituales ancestrales con autenticidad y gracia. Nos explicaron que los giros de los danzantes alrededor de un molinete de madera, mecanismo de origen prehispánico, son parte de un culto al sol y la fertilidad.
*Las Guaguas de Papantla, Veracruz
Instante tras instante, cada rincón del festival pareciera estar formado por un maravilloso calidoscopio cultural en constante movimiento. A cada paso, nos encontrábamos con nuevas formas, sonidos y colores, reflejos de siglos de mestizaje y criollización, ya que perduran y se siguen transformando expresiones artísticas que nacieron a lo largo de colisiones e interacciones entre las culturas indígenas, afroamericanas y europeas que dieron forma tanto a México como Nueva Orleans.
En tiempos donde las políticas migratorias y los discursos oficiales de figuras como Donald Trump minimizan la riqueza cultural del sur global, el New Orleans Jazz & Heritage Festival ofreció un poderoso contrapeso: un escenario donde la cultura mexicana no sólo fue bien recibida, sino celebrada con júbilo, respeto, y admiración. Entre los ritmos, melodías y artes visuales que surgen de la creatividad mexicana en Oaxaca, Veracruz, y hasta Los Ángeles, California, los ecos de “¡Viva México!” y hasta “¡Viva la música del Golfo de México!” resonaban con orgullo mientras la bandera tricolor ondeaba repetidamente sobre el público. De esta manera, New Orleans Jazz & Heritage Festival se convirtió no solo en un puente sonoro y visual entre México y Nueva Orleans, sino muestrario de la fuerza, potencia y resiliencia mágica de México.
Catalina María Johnson es miembro del consejo editorial de Contratiempo, periodista musical y locutora/productora del programa radial Beat Latino.
–Se le agradece a Contenidos Artísticos su apoyo para asistir al New Orleans Jazz & Heritage Festival.
-En el banner de esta publicación encontramos a las Hermanas García.