Miguel Marzana

Miguel Marzana

Nuevos autores en Chicago: Catalina Rodríguez y Luis Tubens

6 April, 2021

                                                          “Creo que una hoja de hierba no es menos que el viaje – trabajo de las estrellas”

                                                                                                                                                                                Walt Withman

 

En Chicago, la literatura marcha al ritmo de la poesía, el cuento y la novela, en la oscilación de las palabras que desembocan de los distintos géneros, abrimos en contratiempo, unas páginas para esta generación de nuevas voces en la ciudad. En la búsqueda de una palabra que pueda significar y que pueda acoger a esta generación de nuevos escritores pensamos en distintos términos; por ejemplo, el diccionario define la palabra “novel” a lo que proviene de la inexperiencia, es por eso que al preparar esta entrega de autores más bien nuevos de Chicago repensamos lo que las palabras novel, nuevo y joven puedan tramitar en nuestras orejas y el entendimiento. En esta entrega de voces nuevas les presentamos unos poemas de Catalina Rodríguez y Luis Tubens. 

 

Luis Tubens

 

Untitled

 

De un cuartito pequeño 

en el piso 20 en un apartamento 

en el Bronx, New York 

se oye la salsa gritando afuera de la ventana 

hasta que se escucha en la calle

 

En Miami 

la rumba 

se toca 

en una playa 

a 90 millas de Cuba

 

Y en L.A. 

la cumbia corre por las calles 

como los lowriders

con cada coro brinca el carro

creando cultura como cosiendo un edredón de 

agua y resistencia

de fuerza y asimilación

de oro y sangre

 

Latinos

viviendo en dos mundos 

pero siempre un inquilino nunca un dueño

la propiedad es de América

la compró con enfermedades y muerte

el contrato del depa termina

si conoces tus raíces

las maestras cambian tu nombre

quitan el acento

Luis es Louis, José es Joe, María es Maria, 

Rojo is Red

 

Y ahora tú respondes a los dos

ser latino en the United States es  

es hablar en español y english

spanglish- bilinguish man

una pelea constante con la lengua

mezclando los idiomas como

What up Bro! ¿Qué es lo que hay?

o: “let me get 2 tacos de asada,

I’m gonna hit you with my chancleta,

I’m Puerto Rican pa que tú lo sepas”

You like hip hop? ¡Simón!

Where you from? México Bro

 

La pregunta “¿De Dónde eres?”

tiene varias repuestas

dependiendo de quién está preguntando

Soy del hood Logan Square 

Soy de la city de Chicago

Soy del pueblo de Ponce

Soy del país de Puerto Rico

 

Soy de la tierra

Soy del sol

Soy del esfuerzo y las lágrimas de mis abuelos

El sudor y el dolor que sufrieron

viajando y trabajando

para que los hijos

también puedan cambiar de nombre

spics y wetbacks

los cambian a nuyoricans y chicanos

 

Ser latino en los EE.UU.

es saber que en cualquier momento

tus padres están en peligro

la migra viene por ellos

los arrancan de la casa

como un lobo sacando el cuello de su víctima 

los llaman ilegales

hijos llorando por su mamá

sin saber si la van a ver jamás

El único crimen es vivir

 

Ser Latino

es saber que tu país es una colonia

toda la isla

un gran hotel para turistas

mientras no tienen voz

en el futuro de su propia tierra

 

Ser Latino es siempre luchar

siempre defender

tu identidad

tu familia

tu idioma

es levantar tu bandera

aunque la tierra esté lejos

pero la sangre

sigue llamando

 

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Luis Tubens es autor de “Stone Eagle” publicado por Bobbin Lace Press, Chicago (2017). Ha presentado su poesía en varias ciudades dentro los Estados Unidos y  realizado giras en la Ciudad de México donde presentó su trabajo en el aclamado show: Sócrates MX. además de la Feria Nacional del Libro de León GTO. en el 2018.  Actualmente es el poeta residente de ESSO Funk, nombrada “mejor banda nueva y mejor acto musical internacional” por el Chicago Reader.

 

 

Catalina Rodríguez 

 

Ñ49 

 

                                                           “Borrowed. That’s how I’ve had my men. Just the cream skimmed off the top.” 

                                                                                                                                                                          Sandra Cisneros

 

En la biblioteca

hay un libro con un número de cota perfecto,

dice B4610

arriba. 

 

Y lo sacas prestado,

no hay pretensión de pertenencia.

Te lo llevas a la casa por tres meses

y lo pones a llenar el librero de madera que se cae a pedazos.

 

Te lo dieron en el otoño

y te lo quedaste, expirado, en el invierno.

Trataste de regresarlo en la primavera.

Lo llevaste en la canasta de la bicicleta 

y cogiste la curva tan rápido que salió volando y aterrizó, 

con las páginas abiertas,

en el pavimento.

A decir verdad, lo habían prestado contra su voluntad.

Era un libro de reserva, especial, una buena edición,

al final tenía un facsímil.

 

Lo abriste al azar,

tomaste un par de páginas con los dedos, las páginas que te cabían en la mano,

y las arrancaste.

Luego, con las tijeras de la cocina, cortaste los rastros de las páginas perdidas

y limaste los pedazos que persistían encuadernados.

 

El libro 

volvió al tercer piso de la biblioteca

sin que nadie echara en falta

el pedazo que guardaste. 

 

Mordida

 

Es otra vez otoño

me alcanzó mi propia carrera.

 

Se acumulan

colchones 

bufandas

y noches en vela.

 

Cuando se cierre el ciclo 

van a quedar mis dientes rebeldes 

marcados en el icopor del vaso,

voy a volver a caminar por Gleenwood 

voy a dormir con la sombra de mi lámpara contra el piso

voy a dejar de hablar de ti. 

 

La nena

 

La nena no quiere ser nena 

pero se para en el umbral de la puerta 

y no se atreve a salir.

 

La nena no quiere ser nena

pero se pega al parlante de la grabadora 

para vibrar de miedo con las historias de otros.

 

La nena no quiere ser nena

pero cierra los ojos y la oscuridad

es suficiente para que se sienta sola.

 

Tiembla cuando habla,

cuando lee,

cuando la miran todos al tiempo. 

 

Anenada. 

Descarnados los dientes.

Su voz es una pose.

 

Quieren que la nena suene uniforme

escueta y nítida

casi transparente

pero el cuerpo se le agota.

 

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Catalina Rodríguez Bogotá, Colombia. Es estudiante del doctorado en Literatura Latinoamericana en la Universidad de Northwestern. Donde hace una investigación que cuestiona la forma en que la “escritura femenina” tiene una influencia directa en la construcción de ideales prescriptivos de comportamiento para las mujeres en el siglo XIX. Vive en Chicago desde hace cuatro años.