Carlos Arango

Carlos Arango

La voz de Carlos Cortéz se multiplica en imágenes y poesía

25 March, 2024

 

Sentado como un Tlatoani, con la voz pausada, con  sombrero, barba canosa, bigote y lentes grandes, contó historias y leyó poemas con mensajes poderosos a niños y niñas que lo escucharon con gran atención en Casa Aztlán. Carlos Cortéz, de cara afable y un corazón de gigante, compartió su vocación literaria y habló de sus grabados cuyos  temas tratan de la Revolución Mexicana, la muerte en un homenaje a Guadalupe Posadas y su admiración por la que podríamos llamar la heroína mexicana del movimiento obrero y el socialismo en Chicago, Lucy González  Parsons.

A casi veinte años de su fallecimiento la presencia de la obra de Carlos Cortéz sigue siendo indispensable en esta ciudad. Cortéz militó con los Trabajadores Industriales del Mundo, IWW, (por sus siglas en inglés) también conocidos como los “wobblies”, organización radical de trabajadores con inspiración anarquista y socialista formada en 1905. 

 

 

Carlos Cortéz fue hijo de Alfred E. Cortéz, migrante mexicano originario de Sinaloa de clara descendencia indígena, y de Augusta Ungerecth, hija de inmigrantes alemanes, nacida en Racine, Wisconsin. Carlos Cortéz nació en Milwaukee, creció en un hogar con dos padres que siempre respetaron su forma de pensar, sin adoctrinarlo. En su juventud, el autor del libro de poemas: ¿Dónde están las voces? hizo oír su voz mucho más fuerte cuando en 1941 durante la segunda guerra mundial, no aceptó ser reclutado por el ejército, lo que le costó dos años de cárcel por su sólida posición pacifista y política contra la guerra, tal como expresa en el poema “Dónde están las voces”

 

Dónde están esas voces tan fuertes 

Que corren desde la tierra a sus ciudades y provincias 

En sus campos de lúpulo y campos de madera 

En sus molinos textiles y en los molinos de acero 

En sus campos de trigo y en sus frentes de agua 

Voces tan altas que toda la fuerza policiaca atenderá sus mítines. 

 

Durante la terrible persecución contra la izquierda, en los años cincuenta, los wobblies fueron marginados. Este fue el tiempo en el que se arremetió contra el partido comunista de EE.UU., persecución que se extendió hasta Hollywood donde actores de la talla de Charles Chaplin fueron proscritos en esta nación. 

 

 

Durante este período, Carlos Cortéz se concentró en el trabajo cultural, el arte y la poesía. Cortéz escribió y dibujó desde una posición que condena al arte por el arte; una visión Kantiana sobre el papel del arte y los artistas frente a la sociedad. Carlos se pronunció por un arte comprometido con las luchas de los trabajadores, explorando aspectos culturales del indigenismo mexicano hacia una visión universal. 

 

Todo acto de creación es un acto de amor 

 El verdaderamente grande coincide con las dimensiones cabales de la humanidad 

La poesía como toda expresión del alma es liberación 

El poeta debe luchar por la salvación de la fraternidad humana 

El artista debe ser un hombre abierto y universal 

El arte debe tener un fin social. 

 

Desde luego, el estar en Chicago y ser miembro de los wobblies imbuye en su trabajo el espectro de la lucha mundial más importante por los trabajadores, la lucha por las 8 horas de trabajo, que desembocó en la represión de Haymarket un 4 de Mayo en la calle Randolph. Esta lucha llevó a la ejecución de los mártires de Chicago y con ello al reconocimiento mundial del día internacional de los trabajadores en todo el mundo (menos en Estados Unidos). Refiriéndose a Haymarket, Cortéz escribe el poema Perro de Caza: 

 

Trotando a través de la banqueta 

Sin una visión felina 

Ni a quien perseguir 

Sin ni una perrita a la vista 

Que pudiera seguir 

Pero feliz como solo 

Un perro de caza lo puede ser 

Él mira el poster de reclutamiento  

Frente a la oficina de correo 

Su cola ya no se mueve  

Y saluda con su pata trasera 

administra a este artefacto 

De una alegada creación mayor 

Su más elocuente valoración 

 

Cuando Carlos Cortéz se afilió al IWW, en 1947, adoptó el nombre Koyokuikatl (coyote, en la lengua Náhuatl). Él se dio este nombre ya que en su tiempo de encarcelamiento, por las noches, lo único que escuchaba era a los coyotes aullar, llevándolo a reencontrarse con su raíces indígenas. 

En el año de 1957 Carlos conoce a Mariana Drogitis, quien se volviera la compañera de vida del artista y apoyo fundamental, por ayudar a fortalecer el trabajo y legado de Carlos Cortéz. La colección de sus obras fue donada al Museo Nacional de Arte Mexicano, espacio donde ahora reside la obra de este gran maestro.

Carlos Tortolero, director del Museo Nacional de Arte Mexicano, llegó a equiparar la obra de Carlos Cortéz con la de José Guadalupe Posada, pero en Chicago. Carlos Cortéz es el artista que en una comunidad de Chicago rescató la Escuela de Guadalupe Posada donde se realizaron linóleos, grabados y poemas entre muchas otras obras. 

 

El grabado titulado: “Homenaje a Posada” fue la pieza central de un evento a beneficio de MARCH, (Movimiento Artístico Chicano). Carlos Cortéz contribuyó así a fundar este movimiento, junto con José González y Carlos Cumpián. MARCH es la semilla del movimiento muralista en Pilsen, con una generación de artistas plásticos y poetas que incluye a: Ray Patlán, Marcos Raya, Aurelio Díaz, Alejandro Romero, Salima Rivera, y David Hernández entre otros. 

Carlos Cortéz, siempre mantuvo su marca, su voz, su imagen, comprometido con un radicalismo político pero al mismo tiempo siendo consciente de sus raíces indígenas y su apoyo al movimiento campesino encabezado por Cesar Chávez. 

En 1986, fuimos a visitar a Carlos Cortéz para pedirle una imagen que se refiriera a la idea de que no somos extranjeros o naturalmente ilegales en este país, ya que muchos estaban aquí antes del trágico Tratado de Guadalupe Hidalgo en cual México perdió una gran extensión territorial. Con su amabilidad y generosidad característica nos regaló un grabado con el lema “De la tierra somos ¡No somos ilegales!” que convertimos en camisetas, volantes y pósters. Esta imagen nos dió la pauta, a los organizadores por los derechos de los inmigrantes, para posicionar el tema de la inmigración de una manera más militante y justa.   

 


Carlos Arango. Escritor mexicano, reside en el área de Chicago. Organizador y activista por los derechos de los inmigrantes en los Estados Unidos. Ex-director ejecutivo de Casa Aztlán y fundador del Frente Nacional de Inmigrantes.