
Sandra A. Trevino
Louwop hace música y poesía que capturan la experiencia del migrar
28 October, 2024
“La identidad como inmigrante que crece en Canadá no se explora
a menudo en la música, sin embargo, es una parte integral de lo que
hace que nuestras comunidades sean tan hermosas”.
Louwop
El salvadoreño Luis Segura, conocido como Louwop, es un artista de hip-hop y empresario que destaca con orgullo las influencias culturales que han incidido en su vida.
Hoy residente en Kawartha Lakes, a las afueras de Toronto, Louwop tuvo que abandonar El Salvador, junto con sus padres y hermano, en 1986 debido a la guerra civil. Pero a pesar del entorno bélico a su alrededor, él dice que nunca se sintió inseguro ni en peligro. “Pero sí vi y viví muchas cosas traumáticas, como tiroteos y diferentes conflictos” aclara. “Es raro decirlo, pero forma parte de lo que era. En ‘Wam Bam’, la canción del grupo Los Poetas, canto: ‘El pueblo baila donde la luna menos alumbra, en la jungla, balaceras con ritmo de cumbia’. Así que ya sabes, los disparos y ese tipo de cosas formaban parte del ritmo de vida que nos rodeaba”. Tenía nueve años cuando huyeron.
Louwop deja correr la memoria de sus años de infancia: “Recuerdo ir a la finca con mi abuelo, y correr por los campos de maíz, y subirme a los árboles y comer mangos, guayabas y cualquier fruta que quisiera. Recuerdo ir a la tienda de la esquina y jugar fútbol bajo la lluvia con mis primos. La infancia siempre fue hermosa. Tengo buenos recuerdos de esa época, los recuerdos de un niño de nueve años, las reuniones familiares, con cumbias y rancheras de fondo. Y al mismo tiempo, cuando nos íbamos, recuerdo haber escuchado la música de ‘Breakers Revenge’ de Beat Street y ver a los chicos mayores de mi vecindario bailando break dance”.
La música se convertiría en una parte importante de su vida. Cuando huyeron del país, Louwop ya era aficionado al rock, a grupos como Guns ‘N Roses. Le gustaba el hip-hop, especialmente el de la Costa Este de los noventa, por lo que no es de extrañar que se enfocara en el género. Empezó a compartir sus letras y su ritmos de rap en micrófonos abiertos, integrándose a la escena underground de hip-hop en Toronto. Llegó a formar parte de varios proyectos hasta destacarse como solista bajo el nombre The Dirty General/Louwop, lanzando grabaciones como Warning Shot, The Great Escape y The Spic Who Sat By The Door.
Más tarde, fue cofundador e integrante de Los Poetas, un grupo que mezclaba sin esfuerzo el hip-hop y los ritmos latinos, con guiños a cada una de sus influencias culturales. En algún momento, el grupo decidió visitar El Salvador y Guatemala para grabar uno de sus discos. Louwop recuerda con cariño esa época, y cómo a través de aquel álbum encontró el camino de vuelta no sólo a su país natal, sino a sí mismo. Tenía casi veinte años de no regresar a El Salvador y esta experiencia le dejó ver más de lo que esperaba.
“Este viaje me permitió conectar, sumergirme y ver, incluso, cómo nuestra cultura indígena no está siendo representada y acogida. Me hizo preguntarme por qué y sumergirme en todo eso. Hasta entonces, sólo había hecho música en inglés con algunas palabras en español aquí y allá. Con Los Poetas, me permitió trabajar cosas en español y cuando fuimos a El Salvador y Guatemala… toda esa experiencia dio lugar a este proyecto (La Ofrenda)”. Aunque, lamentablemente, Los Poetas no continuaron juntos, aquella experiencia permitió a Louwop concentrarse en su música. Me dice que fue “un despertar y un deseo intensificado de conectar con mis raíces a través de la música y las palabras. […] Me dio tiempo para reflexionar”.
Como inmigrantes e hijos de inmigrantes, cada uno de nosotros tiene una perspectiva única de la experiencia de la migración y sus efectos, por lo que podemos empatizar y dar cabida a otros que comparten historias similares. A través de conversaciones y profundizando en nuestras experiencias compartidas, podemos descubrir oportunidades de transformación y curación de los miedos y traumas generacionales que suelen acompañarnos.
“Somos historias apiladas sobre historias. Viajeros que se desenredan, revelando capas de dones, alegrías y dolor. Somos los alquimistas que hacen algo de la nada. Transformándonos en grandeza”, escribe Louwop en redes sociales mientras trabaja en una canción titulada “Ghosts”, de su álbum La Ofrenda.
La canción surgió cuando Louwop invitó a Cheko7, artista salvadoreño afincado en Toronto, a su estudio de grabación. Los dos empezaron a compartir sus experiencias. Louwop dice: “Enseguida empezamos a hablar de la guerra y los traumas y de todas esas cosas, ya sabes, de nuestros padres, de crecer aquí y de cómo vemos las cosas de forma diferente. Y empezamos a desentrañar todo eso, esos traumas y las cosas sobre las que nuestros padres temen hablar. Y ahí es donde entramos nosotros, porque somos esos chicos con esa intriga de decir ‘ahora vamos a abrir esta cosa aquí para ver qué está pasando, y por qué, y cómo lo curamos con música y danza’”.
La canción “Ghosts” se describe como “una expresión de las fuerzas invisibles e inquietantes que nos animan en la diáspora. Aunque todos tenemos nuestros propios fantasmas, podemos compartir el mismo embrujo, y juntos dar sentido a lo espeluznante. Es una canción nacida de una profunda necesidad de curar las heridas transgeneracionales que nos persiguen a través de la migración”. También se inspira en la canción “Soul Sacrifice” de Santana, donde los sonidos parecen despegar al final, como en un aire de sesión espiritista.
Louwop se tomó su tiempo para recopilar sus pensamientos y materiales para La Ofrenda, revelando durante el proceso, la esperanza y nuestra capacidad de transformación. El álbum contiene 10 canciones e incluye colaboraciones con artistas como Cheko7, David Ariza y su hija Baia Lyric, que aparece en la ensoñadora canción “Home”.
Louwop confiesa que no fue fácil. “Por un momento, fue difícil encontrar motivación, animarme o averiguar cómo iba a hacer esto. Fue entonces cuando conocí a David Ariza, que ha coproducido todo el álbum”. Louwop se deshace en elogios hacia Ariza y su dominio de la música. “Tiene un talento increíble. Nos sentábamos juntos y él escribía la música, yo escribía las letras, grabábamos y ¡boom! Así empezó y continuó el proceso”.
La Ofrenda comienza con una canción titulada “Frijoles”, como agradecimiento por todas las bendiciones de la vida. “Frijoles” es parte de un dicho que se escucha a menudo entre las familias latinas, especialmente de un padre a un hijo cuando ese hijo pide pasar por un restaurante de comida rápida. Significa “no pidas nada porque hay comida en casa”, básicamente, “hay frijoles en la casa…”. Es una de varias frases que los padres parecen disfrutar universalmente.

Portada del albúm La Ofrenda
La Ofrenda contiene un total de 10 canciones con temas como la inmigración, la dignidad, la supervivencia, el amor y la comunidad. Sus palabras son potentes y juguetonas, critican y empoderan. Las acompañan el hip-hop, la cumbia, el rock, el house y el folclore, entre otros estilos. La canción “No soy de aquí, no soy de allá”, por ejemplo, empieza con la charanga mientras Louwop continua con hip-hop y rapea sobre el “no pertenecer,” un himno para aquellos que se sienten atrapados en un punto intermedio.
El disco continúa con canciones como “Mala Maña”, una cumbia para bendecirnos unos a otros al bailar juntos, alejando la mala vibra mientras se limpia el alma. “Las cumbias para mí son fiestas, navidades y reuniones familiares” dice Louwop. Recuerda que, durante aquel viaje con Los Poetas, asistió a una ceremonia donde presenció el acto simbólico de fumar puros y ofrecer ron como ofrenda, similar a la clase trabajadora que celebra el final de la semana laboral, con una copa o fumando. “La gente puede decir ‘eso es mala maña’ refiriéndose a un trago o un cigarro, pero es nuestra forma de curarnos y celebrar que hemos superado la semana”, afirma.
Le pregunto qué piensa de la situación actual de la inmigración. “Sigue siendo lo mismo, en el sentido de que, en mi caso, tuvo que ver con la guerra civil en El Salvador y nuestra familia se vio amenazada, así que tuvimos que irnos. Por mucho que ocurriera entonces, sigue ocurriendo ahora con otras personas, así que creo que no ha cambiado. Siento que la migración es un resultado continuo de la colonización y de los poderes que existen en nuestros países, donde la gente es lo último de lo que hay que preocuparse y por lo que se crean circunstancias que nunca son favorables.”
“Parece que siempre tenemos que ir a esa rebusca, ya que somos sobrevivientes y tratamos de encontrar maneras de sobrevivir y de prosperar, y sigue siendo así” afirma. “Creo que, aunque en aquel momento probablemente no era algo que mis padres quisieran hacer o tuvieran miedo, creo que fue una bendición, porque a través de ello estuve expuesto a todas estas otras culturas aquí en Canadá, en Toronto. Yo crecí escuchando música, tal vez música a la que no habría estado expuesto en El Salvador. Tampoco hubiera conocido a mi esposa, ni tendría lo que tengo ahora. Creo que es una bendición disfrazada”.
La Ofrenda es no solo un álbum lleno de canciones, sino un regalo palpable de arte que Louwop ofrece al universo como símbolo de gratitud. Es una expresión multicultural e intergeneracional de las dificultades y triunfos experimentados como inmigrante, entrelazada en una oda al hip-hop y a los ritmos de Latinoamérica y más allá. Es la poesía de Louwop en su forma más pura y a la vez experimental. O como él me comenta: “Es como el empoderamiento musical que me hubiera gustado escuchar de niño”.
La Ofrenda nos revela la esperanza y nuestra capacidad de transformación.
Sandra A. Treviño es periodista de la ciudad de Chicago, dedicada a explorar, difundir y facilitar un espacio para la cultura y las obras creadas por artistas independientes, del underground y escenas alternativas. Escúchala en la radio en su programa Enchúfate, cada segundo y cuarto viernes de 16:00 a 18:00 por Lumpen Radio (105.5FM, WLPN-LP, Chicago). @sandritatrevino